
Los community managers nunca han sido lo suficientemente respetados y que que reconocer que ni siquiera lo han sido entre nuestras filas roedoras. Son la primera línea del frente digital en el feedback con los anunciantes y nunca, lo repito, NUNCA, están lo suficientemente preparados. Y no es por que no exista formación para ellos, sino porque es imposible saber qué batallas van a tener que librar. Se les pueden enseñar mil aplicaciones y herramientas (créeme, hay tanto para elegir y combinar, que desborda) o contar todo lo que se ha escrito de teoría, pero a la hora de la verdad van a tener que trabajar la improvisación.

–Un buen community manager se mueve como pez en el agua sin guión, improvisando con las cartas que le reparte el azar–

Phillips tampoco se queda atrás y entra al trapo de la recomendación de sus productos cuando se abordan cuestiones genitales que otros (y con razón) habrían encajado como una tocada de huevos. Las cuatro contestaciones citadas aparecieron por nuestro grupo de Facebook en el par de días en que planteé estas líneas y antes del cierre ya apareció otra respuesta genial de RAEinforma. Está claro que no todo van a ser ocurrencias memorables, pero también que se está forjando un oficio que nos va a dejar momentos gloriosos. Desde ya mis respetos y mis dieses.
Nota: Este artículo ha sido publicado en una versión reducida en el número de marzo de 2019 de la Revista Üalà.